Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura (Mateo 6:33)
Nuestra intención al acercarnos a Dios debe ser buscarle y encontrarle, pasar tiempo con Él, no esperar algo a cambio, aunque la sanidad, prosperidad y gozo llegan por añadidura.
Su presencia es importante y quiere ser evidente. El Espíritu Santo es más real que nosotros mismos. Ya existía antes de la creación del mundo y ahora solamente necesita que le des un espacito para entrar en tu vida. El secreto de la bendición es que anheles y disfrutes de Su presencia, que Él sea el centro de tu alegría, no lo que pueda darte, aunque luego, todo viene porque dijo: “mío es el oro y la plata”.
Si la bendición tarda es porque hay algo en nuestro corazón que no está bien respecto a Su presencia. Él no quiere que te acerques solamente cuando le necesitas, desea que lo busques siempre por el anhelo de encontrarlo y tenerlo junto a ti. Una esposa se sentiría utilizada si su esposo la busca solamente cuando tiene hambre, por el contrario, le servirá gozosa si el marido constantemente la llama, le dice que la quiere y se interesa por ella. No te acerques sólo por la bendición sino por buscarle a Él.
Para saber cuánto le anhelas, revisa la cantidad de tiempo que dedicas a hablarle y no sólo para recordarle que te ayude a pagar la planilla y darle de comer a tu familia. Tu vida cambia completamente cuando tienes un encuentro con el Espíritu Santo y permites que se quede a tu lado. Busca tener una buena comunión con Él. Qué sabroso es tenerlo a la par cuando tomamos el cafecito de la mañana y hojeamos el periódico. Si cambias de actitud, seguramente tu oración también cambiará y la disfrutarás en adoración.
La bendición nunca se agota si es el Espíritu Santo quien nos la da y no somos nosotros quienes se la pedimos. Generalmente nos quedamos cortos en nuestras oraciones de petición porque Él es más grande de lo que podamos pedir y esperar, aquel que es poderoso para darnos más sobreabundantemente de lo que pensamos. Nos acercamos buscándole las manos cuando deberíamos levantar la mirada para ver Sus ojos, conocer Su corazón y comprender lo que realmente quiere darte.
No basta con tener las promesas, Dios honrará Su Palabra pero no debes buscarle con lloros, lamentos y reclamando como sucedió en casa de Abinadab durante 20 años. Su presencia no está donde hay tristeza y llanto. El nombre Uza significa “esfuerzo propio” y nos enseña que con nuestras fuerzas no es como obtendremos bendición. Obed-edom significa “está sirviendo”, es decir, la actitud correcta para ser bendecido y cautivado por su presencia.
Búscale a toda hora, no encuentres escusas para faltar a la iglesia los domingos y leer Su Palabra diariamente. No hay cansancio que supere a Su amor.
A veces buscas las bendiciones materiales sin darte cuenta que tu familia es la mejor bendición de todas y lo mejor que puedes hacer es inspirarlos para amar a Dios y servirlo.
El secreto de la bendición es que ames la presencia de Dios con todo tu
corazón, te entregues e inspires a tu familia a imitarte en la dedicación hacia
Él. De esa forma te aseguras pasar la eternidad con quien conoces y te hace
sentir cómodo porque son íntimos amigos.
Se necesitan más que promesas para recibir bendición. Es necesario tener
buena actitud, disposición de servicio y entrega para que Dios se sienta cómodo
contigo. Debes actuar con tu Padre Celestial como esos hijos cariñosos y
consentidores que besan, abrazan y honran a sus padres quienes no pueden
negarles nada ante tales expresiones de amor. Pido al Espíritu Santo que te
haga reflexionar y te muestre la satisfacción de pasar tiempo a Su lado. Dios
quiere estar contigo, búscale y disfruta la comunión con Él. Enamórate de Su
presencia porque lo demás viene por añadidura
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