59 Dijo a otro:
—Ven, sígueme.
El hombre aceptó, pero le dijo:
—Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre.
60 Jesús le dijo:
—¡Deja que los muertos espirituales entierren a sus propios muertos! Tu deber es ir y predicar acerca del reino de Dios.
61 Otro dijo:
—Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia.
62 Jesús le dijo:
—El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.(lUCAS 9:59-62)NTV
Durante años, le hablé a mi primo lejano sobre su necesidad de un Salvador. Hace poco, cuando vino a visitarme y volví a invitarlo a recibir a Cristo, respondió de inmediato: «Me gustaría aceptar a Cristo y unirme a una iglesia, pero todavía no. Vivo entre personas con otras creencias. A menos que me mude, no podré practicar bien mi fe». La persecución, el ridículo y la presión de sus pares fueron las excusas para posponer su decisión.
Sus temores eran legítimos, pero le aseguré que, pasara lo que pasara, Dios no lo abandonaría. Lo insté a no postergarlo más y a confiar en la protección del Señor. Entonces, dejó de lado sus excusas, reconoció su necesidad del perdón divino y confió en Cristo como su Salvador personal.
Cuando Jesús invitaba a personas para que lo siguieran, estas también ponían excusas; todas relacionadas con intereses de este mundo (Lucas 9:59-62). La respuesta del Señor (vv. 60-62) nos exhorta a no permitir que las excusas nos priven de lo más importante en la vida: la salvación de nuestra alma.
¿Oyes el llamado de Dios para que aceptes la salvación que te ofrece? No lo pospongas. «He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación» (2 Corintios 6:2)
JESÚS DICE VEN SÍGUEME
Fuente:nuestro pan diario.com
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