jueves, 23 de julio de 2015

SOMOS BARRO EN MANOS DEL ALFARERO


DÉJATE MOLDEAR POR DIOS



Después el Señor me dio este mensaje: «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos. (Jeremías 18:5-6)NTV


Me fascina  la historia de José porque Dios lo llevó de ser esclavo a ser Gobernador de Egipto, pero el proceso que José tuvo que pasar fue muy fuerte, ya que de ser el hijo consentido de papá, pasó a ser esclavo de Potifar y de ahí lo metieron injustamente en la cárcel, tiempo después Dios lo sacó de la cárcel para hacerlo Gobernador de Egipto.

Es claro que  José el hijo consentido de papá,  que llegó a Egipto no era el mismo José que Dios puso como Gobernador. ¿Qué pasó todo ese tiempo con José?

Dios fue moldeando el carácter de José, como el alfarero moldea el barro, y así como el alfarero ve en su mente el producto terminado, de la misma forma Dios tiene un plan perfecto para nuestra vida, pero para que Dios lo lleve a cabo, debemos dejarnos moldear por Dios.

Cuando era niña y estaba en la escuela recuerdo que la maestra dejaba un trabajo en clase, y decía que los tres primeros que entregaran el trabajo tenían un punto extra, y si yo terminaba antes y quería entregar el trabajo, había niños que abusando de su fuerza me empujaban y me quitaban para entregar su trabajo aunque yo hubiera terminado primero que ellos.

Llegando a casa, le conté a un familiar lo que me pasaba en la escuela y le dije que eso me parecía injusto, y me dijo la vida no es justa, la vida es para los "listos" refiriéndose a los niños o personas que hacen trampa, o que se van por el camino "fácil".

Hasta el día de hoy las cosas no han cambiado mucho, yo veo con tristeza que si una persona comete una infracción de tránsito, prefiere pagar la típica "mordida" en vez de aceptar su error y reparar el daño.

Hermanos y amigos Dios nos promete un futuro glorioso para nuestra vida, pero debemos dejarnos moldear por El, comenzando por la renovación de nuestros pensamientos, al cambiar nuestra forma de pensar también cambiará nuestra forma de actuar y por consecuencia habrá un cambio en nuestra vida.

A medida que avanzamos en la vida cristiana podremos observar que nuestro pensamiento cambia de no tener en cuenta a Cristo hacia pensar como Cristo, somos transformados gradualmente al pasar tiempo en intimidad con Dios.

Solo con una nueva mentalidad constantemente renovada, podemos discernir que es lo que Dios quiere de nosotros en cada circunstancia, y cada vez que somos probados enfrentando y venciendo la presión, tenemos la oportunidad que la voluntad de Dios obra en la vida.

Nosotros no podemos ver el producto terminado, pero Dios nos promete un futuro glorioso para nuestra vida, si nos dejamos moldear por El. 

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