viernes, 9 de octubre de 2015

LA BONDAD DE DIOS




68 Tú eres bueno y haces únicamente el bien; enséñame tus decretos. (Salmo 119:68)NTV

Dios no es sólo el más grande de todos los seres, sino también el mejor.  "Bueno eres tú y bienhechor" (Sal. 119:68), por cuanto tiene en sí mismo un tesoro infinito e inagotable de bendición para llenarlo todo.

 Todo lo que procede de Dios, sus decretos, sus leyes, su providencia y la creación entera, vio Dios que era bueno; pero al llegar a la creación del ser humano, he aquí "era bueno en gran manera". Por tanto, la bondad de Dios se revela, en primer lugar, en la creación. ¿Puede haber una criatura que manifieste más fehacientemente que el hombre, la bondad de Dios? Si nos detenemos a considerar al ser humano, la suprema criatura, vemos la evidencia de la bondad de Dios. El cuerpo humano es un ejemplo sin igual de dicha bondad: sus manos son adecuadas para llevar a cabo su trabajo; proveyó del sueño para el cuerpo cansado; los párpados y las cejas para la protección de los ojos; las extremidades inferiores para desplazarnos, la inteligencia para progresar en el conocimiento de su entorno y señorear sobre él. Cada una de las funciones fisiológicas de nuestro cuerpo tiene un porqué; y así podríamos seguir indefinidamente. 

 Es un hecho incontrovertible que cuando el hombre quebrantó la ley del Creador en el huerto del Edén, no empezó en seguida a cumplir con la sentencia que merecía el haber pecado con la manifestación inmediata de su ira. Dios podía haber privado a las criaturas caídas de toda bendición, consuelo y placer. En lugar de hacerlo así, introdujo un régimen mixto en el que había misericordia y juicio. 

Si analizamos la historia humana, vemos como estos dos elementos están siempre presentes, pero como dice Santiago, "la misericordia triunfa sobre el juicio" (Stg. 2:13). A pesar de todos los males que acompañan nuestro estado de seres caídos, la balanza del bien prevalece grandemente. A lo largo de nuestra vida abundan más los días buenos que aquellos en que estamos afligidos. En la creación hay mucha más felicidad que desdicha. Incluso para nuestras penas hay considerable alivio, habiéndonos dotado el Señor de una mente cuya flexibilidad le permite adaptarse a las circunstancias y sacar el mejor provecho posible.


 Nunca la bondad de Dios apareció más gloriosa que cuando envió a su Hijo, que nació de mujer, sometido a la ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esta la ley, para que Dios nos recibiera como a hijos (Gá 4:4-5). Porque fue precisamente entonces cuando Dios nos ha mostrado por medio del evangelio su bondad que trae salvación a toda la humanidad (Tit. 2:11). En el original dice "gracia" pero el sentido es "bondad". Por el hecho de que Dios no haga objeto de su gracia redentora a todas sus criaturas pecadoras su bondad no pude ser puesta en duda (Mt. 20:15).


SEAMOS AGRADECIDOS CON DIOS POR SU BONDAD INFINITA. 

fuente:iglesiamistral.org

jueves, 8 de octubre de 2015

NO BUSQUES VENGANZA, ENCOMIENDA TU CAUSA A DIOS



23 No respondía cuando lo insultaban
    ni amenazaba con vengarse cuando sufría.
Dejaba su causa en manos de Dios,
    quien siempre juzga con justicia.

(1a. de Pedro 2:23)NTV



Hacía casi media hora que conducía, cuando, de pronto, mi hija empezó a llorar desde el asiento trasero. Cuando le pregunté qué le pasaba, dijo que su hermano le había pellizcado el brazo. Entonces, él se defendió reclamando que lo había hecho porque ella lo había pinchado. Ella, a continuación, explicó que lo había pinchado porque él le había dicho algo hiriente.

Lamentablemente, este comportamiento, habitual entre los niños, también puede aparecer en los adultos. Una persona ofende a otra, y el ofendido reacciona con una explosión verbal. El ofensor, a su vez, contraataca con otro insulto. Poco después, la relación queda dañada por el enojo y las palabras crueles.

La Biblia enseña que «hay gente cuyas palabras son puñaladas», pero que «la blanda respuesta quita la ira» (Proverbios 12:18 RVC; 15:1). Además, en ciertas ocasiones, la mejor manera de actuar ante comentarios feos o crueles es callarse.

Antes de la crucifixión de Jesús, las autoridades religiosas intentaron provocarlo con sus palabras (Mateo 27:41-43). Sin embargo, Él «cuando le maldecían, no respondía con maldición sino encomendaba la causa al que juzga justamente (1 Pedro 2:23).

El ejemplo de Jesús nos enseña cómo responder a quienes nos ofenden, y el Espíritu nos ayuda a hacerlo.

Señor, ayúdame a controlar mis palabras.


A MENUDO, UNA RESPUESTA SUAVE QUEBRANTA UN CORAZÓN DURO.


Fuente:nuestropandiario.com

miércoles, 7 de octubre de 2015

LLAMADOS A GLORIFICAR A DIOS




Salmo 96

¡Canten al Señor una nueva canción!
    ¡Que toda la tierra cante al Señor!
Canten al Señor, alaben su nombre;
    cada día anuncien las buenas noticias de que él salva.

 (Salmo 96:1-2)NTV

Hemos sidos llamados a glorificar a Dios en la cotidianidad de este mundo, llevando una vida recta y en santidad delante de El. 

Lo hacemos al incorporar itencionalmente la gracia de Dios en una situación, para que alguien que no lo merece tenga ua segunda oportunidad, al compartir el amor de CRISTO con alguien necesitado, y ser las manos de Jesús para levantar a un amigo agotado, animar a una persona desalentada y consolar a los que están pasando por situaciones caóticas.

El salmista nos recuerda que tenemos el privilegio de declarar las maravillas de DIOS y su gloria.

Te damos gracias SEÑOR por capacitarnos para declarar al mundo tu glora y tus maravillas, y las buenas nuevas de  salvación que tenemos mediante tu hijo JESUCRISTO.

lunes, 5 de octubre de 2015

MI ESPERANZA ESTÁ EN DIOS




¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios!

(Salmos 42:11)NVI 

Mucha gente pone su esperanza en algún familiar, en amigos, en su cónyuge, en sus hijos, etc, algunos otros en su trabajo, en su jefe, en sacarse la lotería o en lo que dicen los horóscopos, pero todo esto nos puede fallar.

La única esperanza segura es la que ponemos en Dios el salmista David dijo:

 En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

Hay esperanza si no nos apartamos de nuestro Dios. La esperanza está dentro de nosotros y podemos acrecentarla primeramente confiando en Dios y en cada una de Sus promesas. Él es fiel y quiere lo mejor para nuestra vida. No vivimos de casualidad, vivimos por Su propia voluntad porque Él nos creó con un plan, un propósito.

Para conservar nuestra esperanza debemos actuar en fe. Santiago nos recuerda que la fe sin obras es muerta. Si no tomas acción en tu vida nada va a suceder, tienes que moverte en dirección hacia lo que quieres alcanzar. Cada día debes avanzar, no te detengas en la búsqueda de la felicidad, si crees debes actuar. 


Recordemos que mientras estamos en esta tierra necesitamos tres cosas:
-fe
-Esperanza
-Amor 

Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Corintios 13:13)

La vida es un viaje donde todos los días estamos aprendiendo, y cuando aprendo crezco, y cuando crezco maduro y disfruto la vida. Hoy es un buen día para desarrollar esperanza, para retomar esos sueños y cumplirlos. Nunca permitas que tu pasado determine tu futuro. No dejes que las circunstancias te detengan, tampoco dejes que las excusas gobiernen tu vida.

Atrévete a cambiar, a soltar el pasado por un presente y un futuro mejor. Haz que brille la esperanza en tu vida. Hoy es el mejor día para cambiar, tu futuro te está esperando. 

CRISTO TE AMA

fuente:centraldesemornes.com