martes, 2 de junio de 2015

DIOS CUIDÓ DE MI TODO EL TIEMPO (Historia real)


  





LOS HIJOS DE DIOS GOZAMOS DE SU PROTECCION DIVINA



Era un mañana del mes de agosto, yo venía regresando de un viaje de estudio, el cual no pude continuar porque tenía 20 dias de haber sido operada de apendicitis y en ese viaje teníamos que trabajar en el campo en una zona muy difícil de transitar,  había que subir muchos cerros y trabajar bajo la lluvia incesante, y tanto por el relieve de la zona como por el trabajo pesado, corría el riesgo de que la herida de la operación se abriera y se infectara, así que el maestro a cargo del viaje de estudios, tomó la determinación de regresarme a la universidad para que no corriera riesgos.

Así que llegué a la central de autobuses con una maleta muy pesada ¡¡la cual no podía cargar!! así que la arrastraba, de pronto se me acercó una persona indigente con un aspecto muy sucio, y me dijo ( te ayudo con tu maleta porque se que no la puedes cargar), yo me asusté y le dije no gracias yo me la puedo llevar, el hombre me miró fijamente y con una sonrisa me dijo (Yo se que NO puedes hacerlo, porque no vienes bien), yo me quedé sorprendida y el hombre cargó mi maleta, y me resigné pensando pensando que me la iba a robar, (el hombre me dijo, TU dime a donde te la llevo y tu camina despacio), le indique el lugar y  me fui caminando detrás de el muy despacio.

Al llegar al lugar el hombre me dijo ( Ya metí tu maleta en el autobús y le dije al chofer que te baje donde tu lo necesites, y ahí te estará esperando otra persona que te ayudará con la maleta), yo no salía de mi asombro y entonces saqué una moneda y se la dí y el me dijo ( Yo no lo hice por dinero, sabía que necesitabas ayuda), le di las gracias y me subi al autobús.

Cuando llegué a la universidad le pedí al chofer que me bajara en un lugar donde generalmente no los autobuses no hacen paradas,  y cuando el chofer abrió la puerta del autobús ahí estaba un compañero de la escuela que me dijo, (Ya estas de regreso, no te preocupes yo me llevo tu maleta) y cargó mi maleta hasta mi dormitorio y ahí la dejó.

Esa tarde yo no salía de mi asombro por todo lo que me había pasado y di gracias a Dios, que el siempre tiene cuidado de nosotros.










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